En el municipio de Maní, Casanare, se vive un contraste evidente entre la gestión de la Alcaldía y la Gobernación. Mientras la Alcaldía ha demostrado un compromiso genuino con la comunidad, tomando medidas efectivas para solucionar problemas específicos, como el caso del puente inconcluso en la vereda Gaviotas, la Gobernación ha mostrado una apatía preocupante, incumpliendo promesas y dejando obras inconclusas.

El caso del puente con tubería petrolera en Gaviotas es un ejemplo claro de esta dualidad. La comunidad había denunciado la falta de avance en la construcción del puente, inaugurado con bombos y platillos por la Gobernación de Casanare, pero sin terminar.

Sin embargo, la Alcaldía asumió la responsabilidad que le correspondía a la Gestión de Riesgo Departamental y, tras meses de suplicas y denuncias de la comunidad, le tocó terminar la obra en menos de una semana, gracias a la gestión con un Consorcio Privado que construye una vía aledaña.

Cargador gestionado por la Alcaldía de Maní

En contraste, la Gobernación solo envió una volqueta, un gesto simbólico que no resuelve el problema.

Aunque la obra se terminó, preocupa ya una falla presente en uno de los estribos del puente, que podría agravarse con el tiempo, se espera que la Gobernación de Casanare a través de Gestión del Riesgo tome cartas en el asunto ya y no someta al mismo viacrucis a la comunidad.

Preocupa falla en el estribo de esta obra nueva

Este contraste entre la Alcaldía y la Gobernación refleja la falta de coordinación entre la promesa y la acción.

Es necesario, señor gobernador, más coherencia entre lo que se compromete y lo que se realiza. Más de medio año prometiendo, con pocos resultados, es más rápida la lengua que las manos.

Por Editor 1

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