En 1902, el ingeniero Luciano Battle sembró la semilla del Túnel de La Línea, luego de una travesía por el río La Vieja, el paraje de Boquía y Salento (Quindío), hasta llegar a Ibagué y Girardot. En su informe, aseguró que era posible conectar el occidente y el centro del país atravesando la Cordillera Central.

Aunque la idea quedó en el aire y sólo hasta 1913, con la Ley 129 del mismo año, se ordenó realizar el primer trazo del túnel que atravesaría la Cordillera y nueve años después se ordenó su construcción. No obstante, las obras fueron detenidas debido a la complejidad geológica de la montaña.

Para el año de 1940 se retomó la idea de construir el túnel, pero el resultado no fue distinto y en 1950 se declinó la iniciativa para dar prioridad a la vía vehicular.

35 años después, los estudios y diseños de factibilidad para construir un túnel en la montaña, se emprendieron y después de más de tres décadas en las que las vías férreas en otras zonas del país recibieron las principales inversiones.

Entre los años de 1992 y 2000 se realizaron las fases II y III de los diseños para su construcción, pero entre el inicio del nuevo milenio y 2002 se intentaron varios procesos licitatorios que resultaron fallidos por no tener oferentes ni pólizas que aseguraran el proyecto.

Pero solo hasta el 2004, en el Gobierno del ex presidente Álvaro Uribe Vélez, se tomó una decisión trascendental: hacer el Túnel de La Línea por fases.

La primera consistió en la construcción del túnel piloto, que permitió conocer con mayor precisión las características geológicas e hidrográficas de la montaña. Se realizó una licitación pública para adjudicar las obras, que se iniciaron en enero de 2005 y terminaron exitosamente en agosto de 2008. Después, con una nueva licitación en diciembre del mismo, se dio paso para que en agosto de 2009 se empezara la excavación.

No obstante, cuando se debía terminar etapa del proyecto, en el Gobierno del ex presidente Juan Manuel Santos, se tuvo que cancelar en noviembre de 2016 con incumplimiento contractual, lo que generó el abandono de las obras.

La parálisis del proyecto de ingeniería más importante del país obligó a la necesidad de nuevas contrataciones y el Presidente Iván Duque Márquez, en su estrategia de concluir, concluir, concluir, destinó un nuevo presupuesto, en diciembre de 2018, para sacar del abandono esta obra.

Con la cuarta etapa, se construyó el intercambiador helicoidal de Versalles, terminado en septiembre de 2018, en la conexión de la carretera de La Línea con la entrada al municipio de Calarcá, en el departamento del Quindío, y permite la configuración de la doble calzada en su llegada a Calarcá.

La quinta etapa del proyecto se adquirieron e instalaron los equipos electromecánicos necesarios para la operación del Túnel y de los túneles cortos que entran en funcionamiento en el primer momento de entrega de obras.

En la sexta y última etapa de este proyecto surgió del incumplimiento de la etapa tres. Se configuraron los nuevos contratos que permitían la construcción de la doble calzada de 30 kilómetros, que mejora la conectividad entre las poblaciones de Calarcá (Quindío) y Cajamarca (Tolima), se terminó el túnel principal de La Línea y se avanzó en la construcción de la doble calzada por Tolima y Quindío.

Al final, para hacer realidad este sueño, se celebraron 24 contratos para la ejecución del proyecto Cruce de la Cordillera Central (13 contratos de obra y 11 contratos de interventoría).

Hoy, 4 de septiembre, el sueño que hace 118 años tuvo el ingeniero Battle. “Colombia conocerá su Túnel de La Línea y lo podrá disfrutar a plenitud como el triunfo de una nación”, señaló el Jefe de Estado.

Por redaccion

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