Una grave situación de orden público se presentó en la mañana de este jueves, en San Vicente del Caguán, Caquetá, por enfrentamientos entre campesinos y miembros de la Fuerza Pública. El número de heridos sigue subiendo, tanto en civiles como en uniformados. La Guardia Campesina tendría a 78 policías retenidos.
Los enfrentamientos se produjeron por la incursión de varias personas en la vereda Los Pozos, donde opera la empresa petrolera Emerald Energy. De acuerdo con información, los campesinos exigen la pavimentación de cerca de 42 kilómetros de vía.
A esto se suma el incumplimiento en la agenda por parte del Gobierno nacional, los cuales fueron anunciados por los líderes campesinos. Los labriegos también habrían solicitado la salida de 53 tracto camiones que estaban retenidos en la zona por alrededor de un mes.
Integrantes de la Policía Nacional que se encargan de prestar servicio de seguridad al campo petrolero se enfrentaron a los campesinos reunidos y utilizaron gases lacrimógenos con el fin de detener su ingreso a la zona.
Sandra Rodríguez, secretaria de gobierno del departamento del Caquetá, señaló que hay dos personas muertas y varios heridos, cuya cifra no se ha podido determinar aún, además de 8 miembros de la Policía que habrían sido retenidos. Sin embargo, solo se ha identificado el cuerpo del subintendente Ricardo Arley Monroy Prieto.
La funcionaria habría estado en dos oportunidades en el lugar de la situación para establecer el Diálogo Social. Sin embargo, señala no haber recibido ninguna respuesta por parte del Gobierno nacional. Ante la ausencia de respuestas habría desatado la protesta por parte de los campesinos.
“Los campesinos hicieron un fuerte pronunciamiento que, sin ningún resultado o compromiso, se desataría una situación como la que hoy se registra en la zona”, indicó la secretaria.
Por su parte, Arquímedes Monroy Suspe, padre del uniformado que llevaba 14 años en la institución, hizo un llamado a las comunidades campesinas para que cesen estas confrontaciones quien señaló que, sólo traen dolor a las familias.
“Mi hijo era también del campo, entonces porque matan a la misma gente del campo. Él era de Cómbita, Boyacá, trabajó en el campo como cualquiera de ellos. Ingresó a la Policía para poder sacar a su familia adelante, para colaborarnos a nosotros, entonces porqué son así con la misma gente del campo, ellos también pueden ser sus hijos”, señaló el padre del subintendente.
El uniformado tenía 39 años, era el segundo de cuatro hermanos y dejó dos hijos: un bebé de tres meses de nacido y una niña de 9 años.