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La industria de petróleo y gas representa el 40% de las exportaciones del país

“La transición energética debe pasar por el desafío de garantizar la estabilidad macroeconómica y fiscal del país, y la calidad de vida de las comunidades”, dijo el presidente de la Asociación, Francisco Lloreda, durante la segunda versión del Gran Foro ACP: Hechos de Sostenibilidad.

De acuerdo con Lloreda, el propio gobierno ha señalado que la transición energética debe darse en el marco de unas condiciones, lo que significa que esto no será de la noche a la mañana y que el país debe avanzar en ese camino «sin poner en riesgo la calidad de vida que las sociedades, las comunidades y los países han alcanzado, y el desarrollo que tienen previsto a futuro»

Además, añadió que durante este proceso se deben establecer procesos claros sobre cómo se van a ir sustituyendo los ingresos y las regalías que deja la producción de petróleo y gas natural al país. «La industria de petróleo y gas representa el 40% de las exportaciones del país, el 20% de los ingresos fiscales y el 76% de las regalías», recalcó el dirigente gremial.

“Por eso estamos aquí, para decirle a Colombia que cuenta con nosotros y que va a continuar contando, independiente de las coyunturas. Por una razón, porque lo que está de por medio son causas mayores, causas que no nos pueden a nosotros distraer y causas en las que debemos, necesariamente, perseverar”, afirmó.

Para Lloreda, no sorprende la dinámica que ha tenido el sector minero energético, en relación a la terminación de contratos por parte de empresas recientemente, sin embargo, dijo que no se puede negar que el atractivo de Colombia ha cambiado.

“Ha variado en parte porque contamos con un régimen fiscal que es más exigente, al mismo tiempo hay incluso en la región, oportunidades de región interesantes, pero eso lo que nos debe es hacer un llamado para que Colombia tenga las mejores condiciones de competitividad para que las empresas continúen en Colombia”.

Por su parte, el director ejecutivo de Fedesarrollo, Luis Fernando Mejía, expuso los riesgos de una transición energética acelerada: «podría costar más de $160 billones, en valor presente neto. Es un costo sustancial no para decir que la transición no se debe hacer, pero si no se hace forma ordenada habría unos costos para el aparato productivo que deberíamos incorporar en estas decisiones. La transición energética hay que hacerla pero en periodos de largo aliento, pensando en décadas».

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