La mañana del jueves 3 de julio, Laura Sarabia presentó su renuncia irrevocable al cargo de ministra de Relaciones Exteriores de Colombia. En una carta abierta, Sarabia argumentó que su salida se debía a profundas diferencias con decisiones recientes del presidente Gustavo Petro, con quien había trabajado de manera cercana desde el inicio del mandato.
Uno de los principales puntos de tensión estaría relacionado con el contrato para la expedición de pasaportes. Sarabia había gestionado la prórroga del contrato con la empresa Thomas Greg & Sons, pero el presidente Petro optó por no continuar con ese camino. En su lugar, decidió adjudicar el proceso a la Imprenta Nacional en alianza con una firma portuguesa, lo cual marcó un quiebre importante en la gestión diplomática.
Además, se han mencionado roces internos entre Sarabia y otros miembros del Gobierno, como Armando Benedetti y el nuevo jefe de gabinete, Alfredo Saade, quienes habrían influido en decisiones que ella no compartía. Estos desacuerdos reflejan tensiones al interior del gabinete y un cambio en las dinámicas del círculo cercano al presidente.
La renuncia de Sarabia representa un golpe significativo para el Ejecutivo. Considerada una de las funcionarias más influyentes y leales a Petro, su salida plantea interrogantes sobre la estabilidad del equipo de gobierno y el futuro de la política exterior colombiana en un momento de importantes desafíos internacionales.
