En una columna del portal de los Danieles el columnista invitado Jhonatan Bock, (https://bit.ly/3kysTAK) hace un análisis de las noticias falsas, y las implicaciones que podría tener la agencia creada para tal fin.
La posición está, la del estado, que en un país sin tanta pasión podría generarse una salida a tantas noticias falsas.
Estamos pensando en algo que creíamos imposible, una ciberguerra que está produciendo bajas no sólo de bytes, si no de seres humanos.
Y somos nosotros los periodistas quienes deberíamos estar abanderando este tipo de acciones, buscando la verdad y no impávidos al vaivén de los eventos, por miedo de ser estigmatizados como nosotros mismos lo hacemos con nuestros pares.
El país está perdiendo el espacio de poder debatir sin alzar la voz, está cayendo cada vez más en el oscuro abismo de la estigmatización, de la desinstucionalización y en ese torrente de las redes sociales cada uno forma un universo paralelo al real, ya sea porque la inteligencia artificial gobierna lo que se ve en más redes sociales sin darle la posibilidad de ver a la contraparte, o por que nuestras frustraciones las proyectamos en los demás.
Esa espiral no es nueva en Colombia, en la colonia era la corona española, después los liberales o conservadores, después la guerrilla, y en los últimos años le hemos puesto cara, la de Pablo escobar, la de Álvaro Uribe, la de Juan Manuel Santos, la de Petro, y hemos ido migrando cada vez a personas más cercanas, los mandatarios locales, los padres con los hijos, los amigos que piensan diferente, etc, etc y etc.
Siempre buscamos excusar nuestra inacción frente a los hechos y culpar a alguien de nuestra propia torpeza, y estigmatizados a quienes buscan hacer algo que se sale de la cuadratura del círculo en el que nos mantiene el status quo.
Y ahora con el combustible de las noticias falsas, el ciberbullying, de las redes sociales, plantean un excelente debate, ¿Quién debe vigilar ese contenido? ¿Quién tiene la solvencia moral para hacerlo? ¿Será la inteligencia artificial? ¿Se debe o no involucrar la pasión en esa regulación? ¿Debe ser por una ley? ¿La búsqueda de la verdad no tiene límites