Por: Eulises Casadiegos Barrera
El viernes anterior murió de forma accidental en Yopal el Profe Rigoberto Palacios C, cayó con su moto en un huecote hecho en la mitad de la calle 40 con 40 por una empresa que adelanta la pavimentación en el sector, dicen que no había suficiente iluminación y señalización, además días atrás ocurrió algo similar afirmo el presidente de la junta del barrio, se accidentó en el mismo lugar y luego falleció en el hospital otro motociclista.
El Profe deja una viuda que ya no contara con su presencia y apoyo, la señora deberá iniciar un litigio para que le reconozcan una pensión de conyugue sobreviviente, sus pequeños lo extrañarán y tal vez cambiarán actitudes ante su ausencia. Son cientos de motociclistas o automovilistas los que se accidentan (acabando con sus vehículos) o mueren al año en los miles de huecos que hay a lo largo y ancho de las vías y calles del país, cada uno de ellos deja sus tragedias existenciales y económicas generalmente difíciles de superar.
Lo anterior poco importa a quienes gobiernan, la mayoría son cómplices de esos decesos por su ineficacia, negligencia o corrupción visible en sus periodos de mandato, pareciera que los organismos de control no dan abasto con tanto «pillo» dentro del Estado o son parte de un contubernio delictivo. Aun así, no faltan los impuestos o pagos para supuestamente mantener en buen estado la malla vial del país, a saber: impuesto de rodamiento, sobretasa a la gasolina, peajes cada 100 kms o menos.
Hace tiempo, recuerdo que en circunstancia parecida en su moto y por esquivar un hueco en la vía murió arrollado por un camión en el 2009 el reconocido artista casanareño Lorgio Rodríguez en la vía de San Luis de Palenque, ahí se truncó una estrella de la canción criolla. Y entonces uno se pregunta: ¿Qué se hace? ¿Ante quién se acude?, ¿Con quién nos quejamos para que esto no ocurra tan a menudo? Será que la indolencia hace parte primordial de la gran mayoría de funcionarios públicos en temas como la salud o la movilidad con seguridad, al menos pareciera ser que los del agua y la electricidad cumplen sobrados con su deber en Casanare.
Hay quejas de que a una parte del personal de salud, esos que le han puesto el pecho a la muerte del covid para que nosotros nos refugiemos tranquilos no les pagan hace meses en varias partes del país, incluso en Casanare ya empiezan a quedarles mal al personal de servicios generales de Red Salud y al resto les ha tocado un temporada de pandemia extenuante, con sobre carga laboral de turnos alargados en horas y sin apoyo monetario más allá de su salario básico que lamentablemente para algunos médicos no llega a tres salarios mínimos y de las enfermeras y auxiliares ni se diga.
En suma, creería uno que a los colombianos del común nos interesara solo el círculo cerrado de nuestros familiares y amigos, mientras ellos estén bien el mundo marcha sobre rieles así vayamos desbarrancándonos en lo colectivo y a los políticos, las obras publicas o eventos que les den botín y réditos de imagen con medios de comunicación a bordo para que transmitan las entregas o inauguraciones de sus aparentes logros, pero que lamentablemente las cifras de calidad de vida, empleo, conectividad, seguridad y ahora de deuda externa creciente, etc., nos dicen que la cosa no pinta tan optimista como quisiera el mundo de la burocracia gobernante.